Se caracteriza por la incapacidad de conseguir o mantener una erección suficiente como para lograr la penetración, la eyaculación o ambos (Master y Johnson). Las causas psicológicas suelen ser las más frecuentes en la aparición y/o mantenimiento de los problemas de erección: falta de interés sexual, estrés, ansiedad, depresión, cansancio físico, vergüenza, etc. Aunque suele ser la ansiedad ante la relación sexual la principal responsable al impedir la relajación necesaria para que se produzca la erección.

Muchas veces el miedo anticipatorio (“que no me pase otra vez”), debido a otros encuentros sexuales donde ya ha sucedido el problema, ya nos está produciendo la suficiente ansiedad para que esta situación se repita.

La mayoría de los hombres ha experimentado algún episodio de problema de erección a lo largo de su vida sexual, pero son considerados como normales y no constituyen un problema de erección siempre y cuando sean puntuales.

También cabría destacar algunas causas orgánicas como la diabetes, la esclerosis múltiple, la ingesta de algunos medicamentos, el alcoholismo crónico, etc.

Es aconsejable, pues, asegurarnos que nuestro problema no es de origen físico. Algunas “pistas” que pueden servirnos para ello, pueden ser el hecho de poder tener erecciones en momentos distintos al de la relación sexual coital. Una vez que conozcamos su origen es importante saber, que si la causa no es física no es necesario ni aconsejable seguir un tratamiento médico-farmacológico, sino que es la Terapia Sexual la opción más apropiada y eficaz en la solución de esta problemática.

En los hombres con problemas de erección no está necesariamente alterado el deseo. Al contrario, la mayoría de los hombres que presentan esta problemática mantienen un alto nivel de deseo sexual. Su angustia viene originada por la dificultad de expresar este deseo sexual a través de la conducta coital. Sin embargo, el deseo puede verse afectado si el problema se hace crónico y no se le busca una solución eficaz.

Se caracteriza por la incapacidad de conseguir o mantener una erección suficiente como para lograr la penetración, la eyaculación o ambos (Master y Johnson). Las causas psicológicas suelen ser las más frecuentes en la aparición y/o mantenimiento de los problemas de erección: falta de interés sexual, estrés, ansiedad, depresión, cansancio físico, vergüenza, etc. Aunque suele ser la ansiedad ante la relación sexual la principal responsable al impedir la relajación necesaria para que se produzca la erección.

Muchas veces el miedo anticipatorio (“que no me pase otra vez”), debido a otros encuentros sexuales donde ya ha sucedido el problema, ya nos está produciendo la suficiente ansiedad para que esta situación se repita.

La mayoría de los hombres ha experimentado algún episodio de problema de erección a lo largo de su vida sexual, pero son considerados como normales y no constituyen un problema de erección siempre y cuando sean puntuales.

También cabría destacar algunas causas orgánicas como la diabetes, la esclerosis múltiple, la ingesta de algunos medicamentos, el alcoholismo crónico, etc.

Es aconsejable, pues, asegurarnos que nuestro problema no es de origen físico. Algunas “pistas” que pueden servirnos para ello, pueden ser el hecho de poder tener erecciones en momentos distintos al de la relación sexual coital. Una vez que conozcamos su origen es importante saber, que si la causa no es física no es necesario ni aconsejable seguir un tratamiento médico-farmacológico, sino que es la Terapia Sexual la opción más apropiada y eficaz en la solución de esta problemática.

En los hombres con problemas de erección no está necesariamente alterado el deseo. Al contrario, la mayoría de los hombres que presentan esta problemática mantienen un alto nivel de deseo sexual. Su angustia viene originada por la dificultad de expresar este deseo sexual a través de la conducta coital. Sin embargo, el deseo puede verse afectado si el problema se hace crónico y no se le busca una solución eficaz.

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