“Ya no seré esclavo de mi pasado emocional sino que viviré mi presente con emoción”. Walter Riso

 

Un componente básico de la naturaleza humana es la tendencia a establecer lazos emocionales íntimos  o vínculos con otras personas; esta tendencia es lo que se conoce como apego y está presente a lo largo de toda  nuestra  vida. Así como también es una necesidad humana el deseo de sentirnos importantes o especiales para los demás, sentirnos querido y  valorados.

El problema surge cuando esta necesidad natural de relacionarnos se convierte en una exigencia de reciprocidad en los demás  o cuando sentimos que necesitamos constantemente la presencia o la ayuda en todo momento del “otro” para poder sentirnos  seguros,  protegidos, amados, capaces o valiosos. Es decir,  depende de la calidad del vínculo que establezco con lo demás el que sea beneficioso para mí y me ayude a desarrollarme personalmente  o por el contrario,  me limite y convierta en “esclavo” de mí mismo o de los demás

Ciertos vínculos  o maneras de relacionarnos pueden ser indicativas de una excesiva dependencia  a nivel emocional,  como:

  • Necesitar  excesivamente la aprobación de los demás para sentirme valorado, por  lo que me es difícil ser yo mismo  y expresar lo que pienso y siento de una manera natural.  Es decir, me impide  relacionarme desde una auténtica intimidad
  • Carencias en mis  habilidades sociales,  y dificultad para poner límites a los demás,
  • Baja autoestima, sentimiento de inseguridad.
  • Búsqueda constante de parejas y relaciones  para no estar solo, temor a ser  abandonado y dificultad  para poner fin a una relación incluso si siento que esta me daña o me hace infeliz…

Todo esto nos impide ser felices y sentirnos a gusto con nosotros mismos, ser libres para  actuar, sentir y pensar  de  una manera autentica, liberarnos de nuestros miedos…   Por ello trabajar en mi autonomía afectiva me ayudara a estar más cerca de mi bienestar y felicidad.

“Ya no seré esclavo de mi pasado emocional sino que viviré mi presente con emoción”. Walter Riso

 

Un componente básico de la naturaleza humana es la tendencia a establecer lazos emocionales íntimos  o vínculos con otras personas; esta tendencia es lo que se conoce como apego y está presente a lo largo de toda  nuestra  vida. Así como también es una necesidad humana el deseo de sentirnos importantes o especiales para los demás, sentirnos querido y  valorados.

El problema surge cuando esta necesidad natural de relacionarnos se convierte en una exigencia de reciprocidad en los demás  o cuando sentimos que necesitamos constantemente la presencia o la ayuda en todo momento del “otro” para poder sentirnos  seguros,  protegidos, amados, capaces o valiosos. Es decir,  depende de la calidad del vínculo que establezco con lo demás el que sea beneficioso para mí y me ayude a desarrollarme personalmente  o por el contrario,  me limite y convierta en “esclavo” de mí mismo o de los demás

Ciertos vínculos  o maneras de relacionarnos pueden ser indicativas de una excesiva dependencia  a nivel emocional,  como:

  • Necesitar  excesivamente la aprobación de los demás para sentirme valorado, por  lo que me es difícil ser yo mismo  y expresar lo que pienso y siento de una manera natural.  Es decir, me impide  relacionarme desde una auténtica intimidad
  • Carencias en mis  habilidades sociales,  y dificultad para poner límites a los demás,
  • Baja autoestima, sentimiento de inseguridad.
  • Búsqueda constante de parejas y relaciones  para no estar solo, temor a ser  abandonado y dificultad  para poner fin a una relación incluso si siento que esta me daña o me hace infeliz…

Todo esto nos impide ser felices y sentirnos a gusto con nosotros mismos, ser libres para  actuar, sentir y pensar  de  una manera autentica, liberarnos de nuestros miedos…   Por ello trabajar en mi autonomía afectiva me ayudara a estar más cerca de mi bienestar y felicidad.

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